El verdadero hombre no mira de qué lado se ve mejor si no de que lado está el deber; y ese es el único hombre práctico, cuyo sueño de hoy será la ley del mañana. José Martí

domingo, 29 de abril de 2007

Malditos Jóvenes


La noción de juventud es un producto propio del mundo moderno, que ha nacido junto con los códigos sociales, políticos y económicos que nos rigen actualmente. Existen ciertos antecedentes de "protojuventud" en las polis griega las que incorporaban a individuos con ciertas características físicas (propios de los jóvenes) en instancias militares distinguibles respecto a otros grupos etáreos (niños o adultos). En la Edad Media, existe otro referente vinculado al desarrollo de las primeras universidades, donde la elite de estudiantes, jóvenes por cierto, era perfectamente distinguible del resto de la sociedad. La aparición del fenómeno capitalista, trajo consigo un cambio en las estructuras sociales existentes. Los nuevos sistemas de producción generaron dos instituciones elementales para la construcción de la noción de juventud: la fábrica y la escuela. Sin embargo, a "la escuela" sólo podían acceder los miembros de la elites, los únicos capaces de costearlas. El restos de los jóvenes, aquéllos insertos en el sistema productivo, sólo eran jóvenes viviendo como adultos, es decir jóvenes sin juventud.




Las guerras mundiales generaron el desfile de miles de adultos a los campos de batalla, lo que obligó a las mujeres y jóvenes a insertarse en el sistema productivo y a cuestionar las relaciones entre género y generaciones impuestas por el modo de producción capitalista, situación que se acentuó tras la Segunda Guerra Mundial, luego que el
despegar de Europa produjo un aumento de la natalidad: el "Baby Boom" de los años ciencuenta. Estos niños a fines de los años sesenta se dieron forma al moimiento Hippie, una rutura valórica revestida de caracter generacional favorecido por un mercado para jóvenes: música, instrumentos, ropas, etc. cualquiera que podía acceder a este mercado pudo se parte de "la" juventud.
A partir de los antecedentes señalados anteriormente, la noción de juventud se definió como una etapa de aprendizaje y transición hacia la adultez, por ejemplo, autores como Erickson, desde la psicología del desarrollo, plantean la adultez como cúspide del desarrollo humano utilizando un sistema piramidal en el que la juventud aparece como una etapa intermedia. Sin embargo dicha mirada fue y es altamente discriminatoria ya que se basa en aspectos de integración que dicen relación básicamente con el mercado, es decir, como trabajadores, consumidores, jefes de familia, etc. De esta forma, cualquier crítica o propuesta frente al mundo adulto, son vistas como acciones de rebeldía o de inadaptación social, en tanto no den cuenta del "deber ser" impuesto por la sociedad (en otras palabras subordinación). Bajo esta óptica, incluso, aparecen ciertas desviaciones que centran su mirada en lo que vagamente se define como carácter "experimental" de la juventud, el cual justificaría cierto discurso represivo para mantener a los jóvenes dentro de los márgenes socialmente impuestos.

Sin embargo, los acontecimientos demuestran que el sujeto joven, es un ser social capaz de conocer y autoconocerse, capaz de rendir cuenta de sus actos, en consecuencia y responsabilidad. Por su naturaleza, el sujeto joven, se distingue como un fin en sí mismo, es decir, como algo que no está permitido emplear como un medio (como ahora pretenden los partidos políticos). Por tanto el joven tiene un modo de ser, una cultura y experiencias sociales propias, características que deberían ser consideradas en la construcción de un orden cotidiano que constantemente hace referencia a ellos.

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